jueves, 8 de noviembre de 2012

Escuela de negocios y diplomacia

Un día, durante una entrevista televisiva (en prime-time) un importante periodista, uno de los considerados punteros del momento, me preguntará como conseguí llegar hasta la cumbre, como se forjó mi caracter perserverante, mi carisma, mi capacidad diplomática y negociadora y en definitiva, la forma en que me convertí en el triundador que seré.

Se repasarán mis logros, con videos y reportajes, emitidos anteriormente en telediarios, informes semanales, documentos tv y alguna que otra película, inspirada en las más grandes azañas logradas a lo largo de los años. A continuación se emitirán algunas fotos de momentos cumbre, en los que mi persona medió entre dos partes en conflicto... la firma de la paz entre israelies y palestinos... la liberación del Tibet por parte de China... Otros logros y premios; el nombramiento de Secretario General Honorífico de la ONU, el encumbramiento como "hombre del año" de la revista... la que sea ... y finalmente, la emisión una copia de un contrato firmado por mí y por mi señora, por la contratación de un restaurante a precios razonables para la celebración de un enlace, el documento más escalofriante y raro de todos.

Se investigará y especulará largo y tendido sobre el presunto hombre de negocios que me forjó y me aconsejó hasta que me consideró preparado, sobre las posibles empresas que invirtieron en mí... quizá se saque a relucir algún testimonio de alguien que me considere despiadado o frío, seguido de otro que me considere amenazador, otro que no quiera hablar por miedo, y cienes y cienes de enloquecidos fans de, lo que quiera que haga, que besan las huellas que voy dejando tras de mí.

Llegará un silencio tras la larguísima entrevista, aun en emisión, en la que mi entrevistador y yo saldremos cara a cara, momento en que yo reflexionaré y dada la edad que tendré y que ya sólo me quedará transmitir mis conocimientos, me inclinaré hacia atrás cómodamente, miraré al tipo (o tipa) en cuestión con una sonrisa "pícara" y confesaré mi secreto:

"Nada de lo que ud. ha dicho me convirtió en quíen soy... no hubo grandes empresas, ni seminarios, ni cursos, ni universidades... sólo tuve que organizar mi boda"

Perplejidad en el plató.

Quizá suene... extraño, pero sólo quien ha organizado su propia boda puede entender de lo que hablo... de la diplomacia necesaria que precisa cada palabra que se dice; a los proveedores, propietarios de locales, dependientes, comerciantes... todas esas víboras que en cuanto escuchan la palabra boda comienzan a frotarse las "garras" como hacen las moscas, como el Sr. Burns de "Los Simpsons", reluciendo sus ojos codiciosos y sin poder reprimir una sonrisa "comercial". Estas artes son algo que no se puede enseñar en ninguna escuela.

Ante este evento, el caracter de "los contrayentes" se debe fortalecer hasta convertirse en granito, aunque no se precisa de esfuerzo alguno para hacerlo, ya que "la lidia" con todos esos conocidos que pretenden auto-invitarse, endurecen a cualquiera. Al final, llega un momento que ya no se suda, se exuda diplomacia por cada centímetro cuadrado de piel, la ropa chorrea diplomacia, hay que usar desodorantes especiales (y caros) que oculten el penetrante y sutil, pero potente, aroma de la diplomacia, tanto es así, que aspirantes a cuerpos diplomáticos, abogados, negociadores y pelotas de cualquier tipo, son atraídos como los tiburones por la sangre, a kilómetros de distancia... Todos ellos se pasan el día tratando de darte un lametón, con la esperanza de que esa diplomacia se pueda sintetizar através de las papilas gustativas, se frotan como gatos a la más mínima ocasión, tratando de impregnarse, de empaparse, tratando de robarte la ropa del cesto de la lavadora... Es agotador.

No hace falta enrolarse en la marina o el ejército para "conocer mundo". La cantidad de visitas necesarias son tantas, que se puede hacer un mapa al milímetro y de memoria de cada árbol, cada calle, cada piedra, cada puente y cada tienda, en nuestro caso, del Vallés Occidental, comarca catalana donde se realizará el enlace.

Se pueden contabilizar ya, cientos y cientos de emails enviados, miles de horas al teléfono, millones de gigas de datos recibidos, con información suficiente para escribir la más completa guía turística, o mejorando con mucho, todos los datos sobre restaurantes y rutas ya contenidas en la "Guía Michelín". Aproximadamente la mitad de las masías de la provincia de Barcelona, ya han enviado sus felicitaciones para nuestra boda, junto con un presupuesto, algunas de ellas incluso, recibirán nuestra visita.
De todo esto quedarán anécdotas de las caras que se le quedan a uno al leer estos presupuestos... como el de un castillo en la localidad de Cerdanyola, que nos hacían una oferta "de temporada baja" por la chorradita de 6950€ (más IVA) por unas pocas horas de festejo.

Aunque no todo es combatir con codiciosos. Dado los tiempos de crisis por los que atravesamos, cada comercio que pisamos, que saben de nuestra intención, nos tienden alfombras de terciopelo rojo, y nos hacen la pelota. Dentro de no mucho tendré que ir a por mi traje, y ya me imagino en el probador de una tienda, cambiándome una y otra vez, mirándome y volviéndome a mirar, mientras que Huda mueve la cabeza con gesto de desaprobación o con gusto cuando encuentre uno que nos guste, mientras que suena la famosa canción de Roy Orbison "Pretty woman".









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